Insomnio, donde nunca se duerme (5ª parte)

Oí unos pasos a mi espalada. Era Jesucristo On-line. ¿Cómo se las apañaba para estar en todas partes?

- ¿Cómo has entrado? – pregunté – Me aseguré de cerrar la puerta.

- Tal vez deberíamos entregarnos, ¿no crees? – dijo en ese tono tranquilo suyo que me sacaba de quicio.

- ¿A la policía? No sé, sencillamente no me apetece. Aunque digo yo que sería mejor que acabar en manos de Tony.

- Te has tirado a su novia, tío, es normal que esté cabreado.

- Cabreado se queda corto. Ese tío está como poseído – volví a asomarme al ventanal -. Mira por la ventana, ha liberado a toda una jungla sólo para cogerme – cuando me volvía hacia él vi que se había largado. Empezaba a cabrearme, apareciendo y desapareciendo como un fantasma. Lo habría aprendido de mí.

No sabía qué hacer. Me sentía física y mentalmente agotado, así que decidí subir a la azotea y tumbarme allí hasta que se me ocurriera algo mejor. Tiré al vacío la estúpida gorra de capitán. Me quedé hasta ver el amanecer, pensé que después de eso estaría seguro.

Vi un helicóptero policial sobrevolar la zona y disponerse a aterrizar en la azotea. Más de cerca descubrí que quienes lo tripulaban eran Tony y sus chicos, habían robado el helicóptero. Intenté huir de ellos, pero era como correr a cámara lenta. Las piernas me pesaban mucho y no pude recorrer ni un metro antes de que me cogieran.

Me metieron en el helicóptero y me llevaron a <<dar un paseo>>. Pensé que me tirarían con una soga al cuello en plan Scarface, pero Tony tenía otros planes. Volamos hacia las afueras de la ciudad, contemplando el caos que reinaba en ella. Finalmente aterrizamos en unos pozos de petróleo abandonados. Me tiraron al interior de uno de ellos, caí sobre una plataforma metálica. De allí no había salida, sólo un milagro podía salvarme. ¿Y quién mejor para un milagro que un pirata informático llamado Jesucristo On-line?

Esta vez no apareció de la nada, se presentó levitando y posándose suavemente sobre la plataforma. Creía que había terminado de volverme loco, me quedé sin habla.

- ¿Sorprendido? – preguntó entre risas – Creo que ya es hora de que conozcas la verdad.

- ¿La verdad? ¿Eso existe? – empezó a reírse, mi asombro le hacía bastante gracia.

- Entiendo que estés un poco desorientado, es normal. Has llevado una vida de película estas últimas semanas, ¿eh?

- ¿A qué te refieres?

- Vamos a ver, calmémonos. ¿Qué es lo que recuerdas después de que te cayera la maceta en la cabeza?

- Desperté en el hospital. Pude demandar a la señora Ramírez y a Jimmy, pero no lo hice.

- Falso. Eso es lo que te hemos hecho creer.

- ¿Sí les demandé?

- No, no lo hiciste.

- ¿Entonces dónde está el error?

- No despertaste en ningún hospital – permanecí un instante en silencio intentando asimilar lo que Jesús me decía.

- ¿Estoy muerto? – él estalló a carcajadas.

- No hay nadie que no lo pregunte. “¿Estoy muerto? ¿Estoy muerto?”.

- ¿Lo estoy o no?

- No, estás en coma.

- Entonces… ¿esto es un sueño?

- Casi. Es una simulación mental que hemos desarrollado a partir de tus recuerdos, tus emociones, tus pensamientos…

- ¿Qué habéis desarrollado dónde?

- En la clínica donde trabajo. Intentamos despertarte del coma sin tener que pasar por rehabilitación. Antes los pacientes necesitaban un tratamiento que podía llevar años, ahora los avances tecnológicos hacen posible que podamos saltarnos esa parte. Todo esto que has vivido es como un puente hacia el despertar. Imagínatelo como un arco iris, bonito pero efímero. Siempre seguimos el mismo patrón: lo primero que pasa es que eres incapaz de dormir, hiperactividad; lo segundo que pasa es que estás aquí, en un pozo de petróleo, sosteniendo una caja de cerillas, y luego llega el caos - me miré la mano derecha y, efectivamente, en ella llevaba una cerilla.

- Alto, espera. Esto es un poco fuerte, ¿no?

- Tómatelo con calma.

- Pero… anoche hice el amor con Kyra. Es amiga tuya.

- No sólo no es amiga mía, sino que ni siquiera se llama Kyra. Después del golpe sólo has visto lo que has querido ver.

- ¿Y qué me dices de los animales? De Gorila. De Tony.

- Algunos personajes los hemos extraído de tu mente, otros los hemos diseñado nosotros mismos.

- ¿Y tú? ¿Eres real también eres una simulación?

- Soy real en el sentido en el que lo eres tú. Tengo un cuerpo, aunque ahora mismo no lo estoy utilizando. Estoy aquí, contigo. En realidad éste no es mi trabajo, yo me encargo de los diseños gráficos y del mantenimiento de las computadoras. Pero dio la casualidad de que me conocías y la Doctora Aguirre pensó que eso podría ayudar. Normalmente es ella la que se encarga de estas cosas.

- ¿Ese es vuestro trabajo, le dais esperanza a la gente y luego se la quitáis de golpe? En esta “simulación” he experimentado cosas que en mi vida real ni me había planteado. Todo este tiempo he sido mi propio dios y no lo sabía.

- Venga hombre, te he dicho que te lo tomes con calma. Tú te lo has pasado bien y yo me lo he pasado bien, me he tirado a Doña Ramera y ni se ha enterado. Peor ya es hora de volver.

- Si lo que queréis es que salga del coma os vais a quedar con las ganas – saqué una cerilla de la caja y la encendí.

- Imaginé que reaccionarías así.

- ¿No tienes miedo de morir aquí?

- Ya te lo he dicho, esto es una simulación. No es real – sin apartar la mirada de él arrojé la cerilla la fosa llena de petróleo. Antes de que la llama tocara la materia negra todo empezó a estallar. Ya que era mi propio dios, decidí que sería un dios con alas de ángel, eché a volar y escapé de allí. Desde el aire pude ver cómo en vano Tony y Gorila intentaban abatirme a tiros. Una de las bolas de fuego que emergían del suelo los engulló.

Fui a buscar a Kyra, le dije que ya no tenía de qué preocuparse, que el mundo era nuestro. La cogí en brazos y la llevé volando a donde queríamos. Recorrimos el mundo (mi mundo) y visitamos aquellas ciudades que sólo existían en mi mente. Bethelheim, Neópolois, Cyberia… Lugares donde pretendía situar la acción de mis películas ahora me pertenecían, yo era mi propia película. Pero esto no podía durar, y volví a recibir la visita de Jesucristo On-line.

- ¿Te has cansado de divertirte, autista?

- Compréndelo, Jesús. No quiero volver a mi vida de antes.

- Ahora en serio, tío, deberías recapacitarlo. Ahora mismo puedes imaginar bien tu mundo perfecto, pero dentro de poco el aislamiento te atrofiará la mente. Lo empezarás a ver todo borroso y no recordarás el rostro de Kyra, ni siquiera el tuyo, a no ser, claro, que despiertes y vuelvas a verlo con tus propios ojos.

- ¿Cuánto tiempo me queda?

- No mucho. Deberías empezar a hacer las maletas – me dio un par de palmadas en la espalda y desapareció, como siempre. Empecé a pensar y lo cierto es que tenía razón. ¿Qué estaba haciendo, encerrarme en mí mismo? Tras meditarlo durante horas llegué a la conclusión de que quería despertar.

Un segundo después de pensar aquello me di cuenta de que estaba sobre una vía de raíles. De repente, llegó una especie de vagón de los de montaña rusa. Me monté en él. No se movía, pero había un botón en el que ponía <<Salida>>. Lo pulsé. El vagón empezó a avanzar cada vez más rápido, hasta alcanzar la velocidad de la luz. Atrás quedaban Kyra y mi mundo perfecto. Lo vi todo blanco, y después, todo negro.

Lo negro se confundió con las sombras, estaba en una habitación oscura tumbado en una camilla. Tenía unos electrodos enganchados a la cabeza y uno de esos tomadores de pulso en un dedo índice, me los quité. Me levanté y descubrí que lo único que llevaba puesto era un con el sello de la clínica, un símbolo griego. Salí de la habitación y anduve por los pasillos buscando a alguien que me atendiera, pero era de noche y no había nadie.

Legué hasta el vestíbulo, allí estaba una señora en el mostrador que me pidió mis datos y me mandó de vuelta a mi habitación. Me dijo que el tratamiento lo cubría el seguro de mi empresa.

Me tumbé en la camilla, aunque no tenía nada de sueño. No podía dejar de darle vueltas a todo. Me pregunté qué habría sido de Kyra, dónde estaría. ¿En las computadoras? ¿En mi cabeza?

Pensé en lo dura que sería la vuelta a mi deprimente vida. Volvería a levantarme cada mañana a las siete menos cuarto, me mearía encima y en la oficina aguantaría al capullo de mi jefe. Y al salir… bueno, quizá a partir de ahí eso cambiara. Ya no estarían aquellos niñatos esperándome, o por lo menos no esperándome para reírse de mí. Si volvían a aparecer por allí buscando bronca la iban a tener. ¿Y Kyra? ¿Me seguiría dando miedo hablar con ella? Tal vez fuera hora de dirigirle la palabra y averigurar su verdadero nombre.

THE END

(A mis amigos)



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno visto la literatura que aqui se narra, pido con tono muy humilde que por favor me envies el relato completo en word o pdf si no te fias de q lo cambie jeje porq no me gusta leer hacia arriba como los chinos.

Me han encantao la 1ª y la 2ª pero... me welvo loco leyendo para abajo y luego ruedita para arriba.

Me gusta eso de que es la ficcion que tu creias que se convertiria en realidad.

UN abrazo tio, spero verte cuanto antes mejor. En 2 semanas acabaré...

Sephiroth XI dijo...

Eso te pasa por no seguir la rutina de leerme cada vez que publico algo nuevo xD. Que no hombre, que te paso el relato.